
Cada vez empieza antes el mercado de fichajes en el mundial de motociclismo. La precocidad para fichar por un equipo que asegure unas garantías en categorías superiores es asombrosa. Tras el fichaje de Pecco Bagnaia por el Pramac en 2019 uno se pregunta si se respetan los tiempos en una carrera deportiva o, por el contrario, se queman etapas cada vez más rápido.
Por Celia Galeano @gipicelius
La carrera de un joven piloto recién llegada a un campeonato del mundo tan exigente como el de MotoGP suele seguir una progresión y una evolución. Primero de todo un año de debut para poder adaptarse a la categoría, al campeonato… En definitiva, a muchas cosas desconocidas tanto de la moto como de los circuitos que pisará por primera vez. Muchos más datos, mucho más trabajo y unos resultados que, a priori, mejorarán con el paso de las carreras. Después de una etapa en la categoría más pequeña, cuando uno se ve preparado para dar el salto ‘asciende’ a la categoría intermedia, más formado y con más bagaje, con un equipo preparado para hacerle crecer y desarrollarse como piloto. Generando unas expectativas y soñando con ganarse un hueco entre los grandes… Eso puede llegar, o puede que no, puede seguir en la categoría intermedia si le va bien, o fichar otros campeonatos donde adaptarse a otras circunstancias.
Esto es sólo una hipótesis, pero la carrera de un piloto se basa en quemar etapas con esfuerzo, con talento. Pero no con prisas. Y los fichajes cada vez más precoces en las diferentes categorías, sobre todo entre los más jóvenes, generan unas expectativas sobre su figura que en nada ayuda a su desarrollo, ni a generar unos resultados libres de presiones extra.
El fichaje de Pecco Bagnaia por la Ducati que le brinda el Pramac Racing para 2019 es uno de estos ejemplos. Ha firmado por dos temporadas para vincularse con la marca de Borgo Panigale… sin haber empezado todavía su segunda temporada en Moto2, que disputará en el SKY Racing Team VR46 antes de dar el salto a MotoGP. Previamente, ya disputó cuatro temporadas en Moto3, de 2013 a 2016,con resultados muy positivos en su última temporada en la categoría.
Otros casos de fichajes tempranos

Uno de los más recordados es el salto de Jack Miller desde Moto3 a MotoGP sin haber pasado por la categoría intermedia, ya bajo el nombre de Moto2. La mejor etapa entonces para codearte con todo tipo de pilotos y aprender de multitud de situaciones comprometidas, de adelantamientos límite. 2014 fue su último año en la categoría pequeña con KTM, sin ganar ningún título, para ascender a MotoGP con el equipo de Marc VDS… Año complicado el que pasó el australiano, terminando a duras penas o con problemas constantes.
Un caso más cercano fue el de Maverick Viñales. Un año efímero por Moto2 donde fue tercero de la general, y un deseado salto a MotoGP con Suzuki, recién llegado al campeonato tras una larga ausencia. Dos años (2015 y 2016) que dieron para mucho, tanto alegrías como enfados. En mayo de 2016, todavía con parte de la temporada por disputar, Suzuki se despedía de su piloto para confirmar el gran rumor de su fichaje por Yamaha para 2017. En plena temporada, ¿cómo no pensar en ese cambio de equipo tan importante, en lo que puede estar por llegar?
Enumerar casos es muy sencillo. Entender por qué cada vez se queman etapas antes dentro de una carrera deportiva que seguramente, sin tantas prisas, podría ser igual o más exitosa… Es muy complicado.
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