
Cuando la velocidad era un mito, en aquellos locos años en los que correr era solo para valientes y no para delincuentes, algunos fabricantes de motos como Kawasaki, mantuvieron un firme pulso para conseguir la moto de serie más rápida
La 2ª Guerra Mundial comenzaba dejando millones de bajas y también dando a luz una cruda realidad: jamás se había puesto tanta tecnología en juego y desarrollo con tal fin violento. Afortunadamente, el Ejercito Aliado daba fin a la contienda en mayo de 1945. Por suerte para nosotros, la guerra por la velocidad sobre dos ruedas, en cuanto a motos de serie se refiere, no ha terminado nunca.
Década de los cincuenta
Podríamos decir que empezó con la Vincent Black Shadow. La cual nos viene al hilo, pues al acabar la Segunda Guerra Mundial, Vincent empleó los restos que quedaban en su fábrica de guerra, para hacer un minimalista chasis de chapa estampada. El motor unía la pipa de dirección con el basculante y el subchasis, igual que en la Ducati Panigale actual (todo está inventado). El motor, un bicilindrico en V de 1000 cc ¡alcanzaba 201 km/h! Creo que podríamos llamarla sin temor la primera matahombres, o widow maker. ¡Había que tenerlos cuadrados para ponerse a 200 con este cacharro y sobre las carreteras de 1950!

Los años setenta y ochenta
Algo más de dos décadas después, Kawasaki cogió el testigo que la Black Shadow dejó a principios de los años 50. En 1973 (la Vincent estuvo nada menos que 23 años como reina de las más rápidas) saca a la palestra la Kawasaki H2 750 Mach IV. Un tricilindrico en línea de 2 tiempos y 750 c.c. Rápidamente cogió fama por ser la primera moto de serie en hacer el cuarto de milla (400 m.) en 12 segundos. En EE. UU. fue el bombazo, ya que en pleno declive de la era de los “muscle cars”, esa barata Kawasaki dejaba a la altura del betún a cualquiera que le plantase cara en un semáforo. Su punta: 212 km/h sobre las mejores carreteras de los 70.

Kawasaki entraba así en la guerra de la velocidad de las dos ruedas, creo que a sabiendas de lo que estaba por llegar. Una legión italiana formada por Ducati, Laverda y MV Agusta se sumaban a la escalada de velocidad punta en la década de los 70, con 217, 230 y 233 km/h respectivamente. Pero su mercado estaba destinado a casi morir en los 80. Honda, en el 84 lo intentaba con su VFR 1000 Interceptor, con 240 km/h. Pero ese mismo año Kawasaki lanzaba la primera Ninja, la GPZ900R que con 243 km/h se llevaba de nuevo el gato al agua. Los siguientes intentos con las super deportivas de litro japonesas fueron infructuosos y otra vez Kawasaki daba el mazazo con la ZX10 Tomcat (como los F14) con 260 km/h en el 88, con la ZZR 1100 con 272 km/h en 1990 y con 282 km/h en la última versión de 1994.
La barrera de los 300
La escalada de velocidad sobre la barrera de los 200 km/h llevaba ya casi 50 años cuando en 1996, Honda lanzó la CBR 1100 XX Super Blackbird. Con 303 km/h superaba al fin la barrera de los 300. Pero entonces llegó Suzuki con su Hayabusa y sus 312 km/h en su primera versión de 1999, rompiendo de nuevo el récord. En Kawasaki debieron pensar: ¿nos están tomando el pelo nuestros compatriotas? Se pusieron las pilas creando la ZX12R. Los rumores se dispararon: ¡se hablaba de 320 o 330! ¿Nos estamos volviendo locos? Y eso mismo debió parecerles a ciertos grupos políticos europeos. Estos forzaron a las grandes marcas japonesas a aceptar un tratado llamado The Gentlemen´s Agreement. En él se limitaba la velocidad punta de las motos a 300 km/h en el año 2000, aplicable a las versiones para el año siguiente: 2001.

El nuevo siglo
Como en todos los tratados contemporáneos, los intereses creados terminan por romperlos. MV Agusta, con la F4 R 312, salía al mercado en 2006 con una punta anunciada de 312 km/h (verificados 310 en el mejor de los casos). Esto no llegaba a a romper el récord de la Hayabusa, pero rompía el Gentlemen´s Agreement de unos años atrás. Algunos se echaron las manos a la cabeza y, siendo sinceros, parecía que la guerra de la velocidad había terminado del todo y esta F4 no está en la cabeza de los aficionados a los 300 km/h. Sin embargo, Kawasaki empezó a agitar las aguas de nuevo y se animó a retomar el turbo como método de alimentación en las motos. Nada nuevo, ya que en los 80 ya había habido varios intentos. Pero la brusquedad y retardo de entrega de potencia de entonces, hizo que se descartaran rápidamente.

Ahora, con turbo
Los turbos actuales nada tienen que ver a los de hace 30 años. Aprovechando la nueva tecnología, en 2014 se anunció la nueva Kawasaki Ninja H2, retomando el nombre que tanta gloria les dio en los 70. Parecía que Kawasaki quería romper todos los tratados de velocidad existentes. Pero la agudeza de este fabricante japonés hacía que se cubrieran las espaldas sacando una versión R de circuito y nada menos que 300 CV. Por otro lado, una descafeinada versión de calle con “sólo” 200 CV. En efecto, la versión de calle de la H2 también está limitada a 299. La H2R, versión de circuito, ya ha mostrado su enorme potencial en más de una ocasión. El piloto turco Kenan Sofuoglu, embajador de este modelo, la puso a 400 km/h de marcador en 2016, dejando patente la desorbitada velocidad que puede llegar a alcanzar. Pero después de esto, ninguna marca ha vuelto a mostrar interés en quitarle el récord a Kawasaki…
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