
Robar sobre seguro: el patrón oculto tras las motos más sustraídas en España
Pueden parecer elecciones aleatorias, pero no lo son. Los ladrones de motocicletas en España tienen claras sus preferencias, y tras más de 150.000 robos registrados en cinco años, hay una tendencia que ya resulta innegable: las más deseadas por el mercado… también lo son por quienes operan al margen de la ley.
No hablamos de deportivas de alto valor ni de raras joyas de colección. Lo que se busca, lo que se roba, lo que se revende, son escúteres. Y no cualquiera: asiáticas, accesibles, funcionales y, sobre todo, populares. Son máquinas hechas para sobrevivir a diario en la jungla urbana y, precisamente por eso, tan abundantes como rentables en el mercado negro de recambios.
Según los datos recopilados por Línea Directa a partir de fuentes del Ministerio del Interior (2019-2023), los robos de motos en España no han hecho más que consolidar este patrón. A diario desaparecen una media de 90 motocicletas o ciclomotores, y lo más preocupante no es solo la cifra, sino que ocho de cada diez víctimas no cuentan con un seguro que cubra el hurto. Traducido: la mayoría no verá ni un euro tras la pérdida.
El Top 5 de los objetivos más codiciados
El ránking de modelos más sustraídos en este lustro habla por sí solo. Lidera, con distancia, la Honda Scoopy, sinónimo de escúter urbana y auténtico icono sobre ruedas. Le siguen dos pesos pesados de Taiwán, la SYM Symphony y la Kymco Super Dink, mientras que la más potente del listado, la Yamaha T-Max, se cuela en cuarto lugar. Cierra la clasificación la Honda PCX, otro best seller que mezcla estética moderna con gran eficiencia. Cinco modelos con denominador común: versatilidad urbana, buena salida comercial y piezas fácilmente reutilizables.
Top 5 más robado en nuestro país
Honda Scoopy
SYM Symphony
Kymco Super Dink
Yamaha T-Max
Honda PCX
Lo que no se ve: por qué se las llevan
Lo que convierte a una moto en objetivo no es su valor sentimental, ni siquiera su potencia. Es su volumen en circulación, su facilidad para desmontar y vender piezas, y su escasa protección frente al robo. Porque sí, muchas de estas escúteres no duermen en garaje, ni cuentan con sistemas antirrobo sofisticados. Y lo que para el propietario es una herramienta de movilidad, para las mafias organizadas es un negocio redondo. Por si fuera poco, el 70% de estos delitos no se resuelve jamás. Las motos se esfuman sin dejar rastro y, a falta de seguro específico, el vacío es doble: se pierde el vehículo y también la posibilidad de indemnización.
Qué hacer si nos toca
Aunque suene a obviedad, lo primero es denunciar de inmediato. El tiempo es clave. Después, se debe contactar con la aseguradora aportando la denuncia y todos los detalles del robo. Si el vehículo contenía objetos personales, documentación o las propias llaves, conviene informarlo. Todo suma. Pero la mejor defensa, como casi siempre, está en la prevención. Anclajes robustos, candados en lugares visibles, alarmas, GPS y, por supuesto, una póliza con cobertura de robo. Porque aunque no podamos evitar que una banda actúe, sí podemos ponérselo muy difícil… y evitar que nos dejemos el bolsillo y la tranquilidad en el intento.
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