
Así se transforma una Suzuki Hayabusa en la moto más potente del planeta, capaz de mirar de tú a tú a la mismísima Kawasaki H2R
Hay personas que sueñan con viajar lejos, otras con competir al más alto nivel, y algunas, las más atrevidas, con romper la barrera de la lógica. En ese último grupo se encuentran los apasionados de la velocidad extrema, aquellos que no se conforman con lo que una moto de serie puede ofrecer. Y para ellos, existe una empresa que parece salida de un guion de ciencia ficción: TTS Performance.
Esta compañía británica es conocida en todo el mundo por ser la encargada de convertir motocicletas de alta cilindrada en auténticas bestias de potencia desmesurada. Su especialidad no es otra que la sobrealimentación, y su carta de presentación es una Suzuki Hayabusa capaz de plantar cara a la mismísima Kawasaki Ninja H2R. Y eso no es poca cosa.
La historia es simple pero fascinante. Una Suzuki Hayabusa, moto icónica donde las haya, con sus 198 CV de serie, recibe una transformación radical de la mano de TTS Performance. El resultado: 385 caballos de potencia y 258 Nm de par, cifras que no solo impresionan, sino que desafían los límites conocidos de las dos ruedas. Esta preparación ha permitido alcanzar velocidades reales de hasta 350 km/h, situándose peligrosamente cerca de los registros de la H2R, la moto más veloz de producción, con sus 400 km/h y 326 CV gracias a su sobrealimentador.
Y ahí está la clave: el sobrealimentador. Un sistema mecánico, en este caso, un compresor Rotrex, que se encarga de comprimir el aire antes de que entre en la cámara de combustión, permitiendo una mezcla más rica y, por ende, una explosión más potente. A diferencia del turbo, que funciona gracias a los gases de escape, el sobrealimentador se activa directamente mediante una correa conectada al motor. El resultado es una entrega de potencia brutal, lineal y sin retardo.

Edición limitada con sabor a leyenda
El precio de esta transformación no es apto para todos los públicos. Solo se fabricarán 40 unidades exclusivas de esta imponente SuperBusa Schwantz Edition, cada una con un precio de 60.000 euros. Además, cada ejemplar podrá ser personalizado según las preferencias del cliente, lo que añade aún más valor y exclusividad al conjunto.Pero lo que se obtiene a cambio es una obra de ingeniería sin parangón: una Hayabusa que rivaliza en prestaciones con cualquier prototipo de competición, y que puede presumir de una exclusividad casi absoluta.
¿Exceso o genialidad? Tal vez un poco de ambos. Pero lo que está claro es que el juego ha cambiado, y ahora, con el toque adecuado, hasta una Hayabusa puede mirar cara a cara a la reina de las pistas: la Kawasaki H2R. Y eso, amigos y amigas, es el tipo de locura que nos recuerda por qué amamos este mundo.
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